El origen de la leyenda es las leyendas de werewolves de Alemania. Los inmigrantes trajeron las leyendas de sus países. Las leyendas se mezclaron con las de los Indios y forma una leyenda nueva. El séptimo hijo varón en un familia, cuando llegara a la adolescencia se transforma en un lobizon. Es necesario que la familia no tenga hijas. El mito le atribuye solo dos noches para transformarse martes y viernes.Recupera la forma humana durante el día. Su muerte solo se garantiza con una balas de plata.El que sufre esta enfermedad está plenamente convencido de que es un animal salvaje. Suele andar a cuatro patas, desea devorar carne cruda y aúlla como un lobo. Es, pues, posible que muchas de las historias especificas sobre el hombre-lobo sean casos de verdadera licantropía, que era bastante común en los siglos XVI y XVII. El hombre-lobo según los relatos se cura de su licantropía si cuando tiene forma de lobo alguien lo llama por su nombre de humano.
viernes, 5 de octubre de 2007
El Lobizón
El origen de la leyenda es las leyendas de werewolves de Alemania. Los inmigrantes trajeron las leyendas de sus países. Las leyendas se mezclaron con las de los Indios y forma una leyenda nueva. El séptimo hijo varón en un familia, cuando llegara a la adolescencia se transforma en un lobizon. Es necesario que la familia no tenga hijas. El mito le atribuye solo dos noches para transformarse martes y viernes.Recupera la forma humana durante el día. Su muerte solo se garantiza con una balas de plata.El que sufre esta enfermedad está plenamente convencido de que es un animal salvaje. Suele andar a cuatro patas, desea devorar carne cruda y aúlla como un lobo. Es, pues, posible que muchas de las historias especificas sobre el hombre-lobo sean casos de verdadera licantropía, que era bastante común en los siglos XVI y XVII. El hombre-lobo según los relatos se cura de su licantropía si cuando tiene forma de lobo alguien lo llama por su nombre de humano.
sábado, 29 de septiembre de 2007
martes, 25 de septiembre de 2007
De Paraná
miércoles, 5 de septiembre de 2007
Crítica constructiva
A continuación sus comentarios...
"Te quería comentar algo que hace rato me olvido de decirte. El sitio entrerrianías, que tanto promocionás, ¿no tiene otros temas más interesantes de qué hablar que no sean sobre EL MATE? No tiene comentarios históricos, o relatos, costumbres y otros aspectos típicos de nuestra tierra montielera. Y si trata alguno de estos, es con un efímero, superficial y parcial conocimiento de los mismos. Tiene una tendencia más bien chabacana y escasa de contenidos que llegan a la frivolidad muy comunmente vista en algunos medios de la actualidad.
Seguramente sabrás que desde hace muchos años ya existe un programa llamado ENTRERRIANÍAS, que se transmite por LT14 Radio General Urquiza y es riquísimo en historia y relatos de nuestros pagos. Eso sí es verdaderamente ENTRERRIANÍAS, el otro sacó el nombre de ahí y se lo puso a tu sitio. El locutor del programa radial sacó un libro la semana pasada con el mismo nombre.
Sería interesante que los muchachos que escriben en el blog ese, escuchasen, leyeran y se enteraran más cosas de la provincia cuando están acá; y no cuando les agarra la melancolía y se juntan a publicar sobre cosas que a veces ni se enteran estando en su tierra natal.
Bueno, me despido.
P/D: La procedencia de Tincho Carpincho es dudosa, o por lo menos no puedo asegurar que sea entrerriano, puesto que el programa se emitía por canal 13 de Santa Fe. El abuelo lobato creo que sí era paranaense."
Gracias Chori por aportar con tu alegría a gigantezca comunidad que hacemos Entrerrianías.
domingo, 2 de septiembre de 2007
Fiesta de disfraces en Paraná
En esta entrada creo que lo mas adecuado sería dejar que los participantes hablen por si mismos... miren esto...
sin palabras, mal o bien, pero ya entrerriana... una verdadera fiesta de disfraces.
jueves, 30 de agosto de 2007
Catación y Degustación de Yerba Mate
Por invitación de un amigo entrerriano, la ciudad de Rafaela, Provincia de Santa Fe, tuvo el agrado de contar con nuestra presencia en un evento un tanto particular. El día Jueves 23 de Agosto de este año, vaya uno a saber como, dimos asistencia a un curso de Catación y Degustación de Yerba Mate, organizado magistralmente por la gente del Establecimiento Las Marías, una empresa que entre otras, comercializa las yerbas Taragüí, Unión y La Merced, y de las cuales hizo gala en dicha oportunidad.
Una especialista en Catación y de la cual lamentablemente no recuerdo el nombre, nos aleccionó en cuestiones telúricas, costumbristas y técnicas respecto de la yerba mate y todos los componentes que hacen de la mateada un evento soberano.
De ella pudimos obtener algunas conclusiones, sobre las cuales no quiero extenderme por creer, ingenuamente quizá, que el lector de este blog ya conoce, respecto de la preparación de un buen mate, la elección correcta de la yerba, el curado meticuloso de la calabaza, la temperatura adecuada del agua y el mantenimiento en condiciones de la bombilla, entre otros elementos a tener en cuenta. Por tanto, intentaré, simplemente, hacer un listado de algunas observaciones que deben tenerse en cuenta para toda buena mateada y las cuales espero no sean mal consideradas o doblemente entendidas y que empiezo a enumerar:
- Por nada del mundo se debe escupir después de chupar.
- La bombilla no es micrófono.
- El primer mate lo toma quien ceba.
- Se puede tirar yerba por la ventanilla del auto, la yerba es orgánica.
- No existe suplemento o sustituto para un buen porongo.
- No permita que la calentura lo deje con gana de más a la cuarta cebada.
- Para ensillar (preparar) bien un mate al igual que con muchas cosas debe ser cuidadoso y que no falte una buena sacudida.
- No se permite el posteo (cambiar un poquito de yerba), recuerde, lo hace bien entero o no lo hace nada, no se puede andar chupando de a poquito y a medias.
Seguramente usted, ávido lector encontrará muchas otras consideraciones que no he tenido en cuenta y le recuerdo que no deje de sugerirlas.
viernes, 17 de agosto de 2007
Mandarinas en Entre Ríos
La imagen es la siguiente: un gurí al lado de su vieja, mi vieja y el gurí soy yo, sentados en el pasto, en el patio de la casa, de mi casa de guri, olor a plantas y pasto, a hojitas de burro, sol en la cara y los ojos bien chiquitos, mi vieja se levanta y busca de la cocina que siempre fue chiquita y con olor a mi casa y a palabras de madre, cuatro mandarinas de cascara gruesa.
Yo la espero como quien no espera a nadie y mientras lo pienso siento la saliba en mi boca por las mandarinas de mi vieja y se me revuelven los riñones de pensar que ricas eran las mandarinas a la siesta en la casa de mi vieja, que bien las servía, yo sentado al lado de ella, y ella con los ojos chiquitos por el sol y esas manos llenas de caricia de mi vieja, los dos apoyados al tapial, y mi vieja entre las piernas me ayudaba a pelar las mandarinas mas difíciles. Que lindas las siestas de Entre Ríos y mi vieja, que linda mi viejita mientras yo esperaba como quien no espera a nadie…
Que ricas las mandarinas en Entre Ríos…
viernes, 6 de julio de 2007
Calcularon los litros de mate que se toman en un año
Una investigación determinó cuánto se consumió de la típica infusión argentina durante 2006 en la Argentina. También se precisaron los litros que se tomaron de café.
Leyenda de una tradición
Parques, plazas, una fila, el trabajo, una reunión con amigos, cualquier lugar y momento son buenos para compartir un mate. Se trata de una bebida milenaria que ya era preparada por los aborígenes y que hoy en día acapara el 62 por ciento del volumen total de infusiones consumidas al año en Argentina.Con un nivel de penetración en los hogares del 98,1 por ciento, la yerba mate sigue a la cabeza en el gusto de los argentinos, seguida por el café, el té y por último el cacao en polvo, según un informe de la consultora LatinPanel Argentina.
En 2006, los habitantes del país bebieron 1.688 millones de litros de mate, que normalmente se comparte y rara vez se toma en soledad, a cuya compra destinaron el 56 por ciento de su presupuesto para infusiones.El consumo de café, en sus versiones instantáneo y molido, representó el 17 por ciento del volumen total de infusiones, con 475 millones de litros bebidos por año, seguido por el té, que concentró el 16 por ciento y representó 445 millones de litros, y el cacao, con 122 millones de litros y una penetración del 4 por ciento.
La infusión de yerba mate, nombre que proviene del quechua "mati", que significa calabaza, ya era consumida por los aborígenes del nordeste argentino, el sur de Paraguay, Brasil y Uruguay.Su difusión a Chile y Bolivia llegó en el siglo XVII durante la colonización española, con los religiosos jesuitas, que obtenían la mayor parte de sus ingresos para mantener sus misiones en Latinoamérica de la explotación de las plantaciones del arbusto de yerba mate, que los aborígenes llamaban caá.
En la actualidad, esta bebida amarga, que se extrae de hojas secadas, cortadas y molidas y que puede tomarse tanto fría como caliente, se une al tango, el fútbol, los gauchos, los asados y las empanadas para definir el carácter y la tradición de Argentina.Según el informe de LatinPanel, elaborado con información proveniente de 3.000 hogares argentinos, el mate cobra especial importancia entre las clases populares, donde representa el 69 por ciento del total de las infusiones consumidas. Por su parte, entre las clases altas, la yerba sólo ocupa el 47 por ciento del volumen.
El interior del país se encuentra a la cabeza en cuanto a consumo, con un nivel de penetración en los hogares del 98,8 por ciento, un 58 por ciento del total destinado a la compra de infusiones y un 63 por ciento del total de bebidas consumidas.Por su parte, en Buenos Aires y su populoso conurbano, en el 96,8 por ciento de los hogares se consume mate, que representa el 59 por ciento del volumen total de infusiones y el 51,2 por ciento del gasto.La "mateada" implica toda una ceremonia que tiene un lenguaje característico y que muestra la hospitalidad del pueblo argentino.Es muy común sentarse en un parque y observar cómo grupos de personas ceban el mate, le añaden el agua caliente que llevan guardada en un termo para evitar que se enfríe y se "brindan" el "porongo" (recipiente hecho de calabaza) de unos a otros mientras comparten un momento de charla.
La leyenda del mate.
El precursor en materia de mate fue el pueblo guaraní, cuya existencia se remonta a unos 4.000 años antes de Cristo.Cuentan las leyendas de este pueblo milenario que "Yasí" (la luna) y "Araí" (la nube) estaban en el bosque cuando fueron atacadas por un jaguar (tigre), pero en el preciso instante en que iban a ser devoradas apareció un cazador en su auxilio y ellas en premio le dieron la yerba mate, planta "benéfica y protectora".
Fuente: EFE
miércoles, 20 de junio de 2007
Marcelo Universal
Me refiero a Marcelo Universal, aquél personaje que todas las tardes se acomodaba en una esquina de la peatonal y, vistiendo la casaca roja del Manchester United, levantaba y bajaba los brazos como si estuviera ordenando el tránsito.
Desde mi adolescencia hasta hace pocos años atrás, Marcelo Universal ocupó el centro de todas las miradas en el centro de mi ciudad y sólo por el hecho de que la gente decía que estaba loco.
Y esa era la verdad, Marcelo Universal estaba chapita (al decir de Marcelo Araujo). Nunca se supo cuál era su verdadero nombre, nunca habló con nadie, él sólo se limitaba a pararse en una esquina para subir y bajar los brazos, nada más que eso.
Muchas conjeturas se han hecho sobre el origen de la locura de Marcelo Universal. La más trillada de ellas es la que sostiene gente que dice haberlo conocido, que en sus primeros años era una persona normal, aplicada y con buen futuro, pero que un día se metió en una secta y se le metieron cosas raras en la cabeza.
Otras de las opiniones dicen que pasaba sus días estudiando y un día se pasó de mambo con los libros hasta quedar loco. Algunos osan agregar a esta conjetura el dato de que Marcelo estudiaba psicología, otros Comunicación y así podríamos seguir infinitamente con el listado.
Los animales políticos dudaban de su locura. Los oficialistas señalaban, de buena fuente (siempre los militantes políticos dicen tener información de buena fuente), que Marcelo era un militante de la oposición para desestabilizar el tránsito y generar caos en el centro de la ciudad, con el fin de encontrar argumentos para atacar a la gestión municipal.
En cambio, los opositores (también con información de buena fuente) decían que Marcelo estaba allí haciéndose el loco, con el propósito de vigilar el accionar de los famosos zorros en cada esquina. Acusaban al municipio de persecución a los trabajadores.
Yo en realidad creo que Marcelo sí estaba loco, porque de ninguna otra forma se puede explicar que, religiosamente, una persona se pare todas las tardes para levantar los brazos en la peatonal. No voy a hacer conjeturas sobre el origen de su enfermedad, sólo me limitaré a decir que aquél loco se erigió en un monumento vivo de la ciudad, en un recuerdo permanente que ya forma parte del paisaje paranaense.
Caminando por la peatonal no lo volví a ver y por un momento, el vacío se hizo evidente; para luego seguir —al decir de Jaime Roos— como todo, como siempre en la ciudad.
Contador de cuentos
Asistir a una reunión familiar y esquivar la mentira es tan absurdo como intentar bañarse y no mojarse el pelo, siempre, por mas que uno no lo quiera, el pelo de tal o de cual manera termina humedeciéndose en algún punto, aunque mas no sea por el efecto de la transpiración de la bolsita de nylon.
En la familia de mi vieja, por el camino del medio desde Aldea San Miguel para el lado de Don Cristóbal, los domingos nos juntamos a contar historias.
Este fin de semana pude observar y por primera vez en los veintiséis años que tengo, percatarme, que en la familia Portillo no nos juntamos a comer asado, ni a vernos la cara y preguntarnos que tal estamos, no nos reunimos en el campo para disfrutar de la naturaleza, ni nos encontramos para homenajear a alguien, salvo que este alguien sea la escurridiza mentira, porque de última es esta la única beneficiada en esta gran parafernalia de los domingos en el campo, en que decididamente nos hacemos presentes con la simple necesidad de contar historias.
Vamos llegando desde temprano y con pocos saludos cada uno empieza a alimentar el contador de cuentos que tiene dentro. Algunos son chistes, comentarios sobre fierros y cosechas mal paridas, embarazos incipientes y la mesa se empieza a endulzar con las historias mas picantes, las mas graciosas y las mas resueltas.
Ninguno de ellos sabe, que es, cada uno a su manera, un contador de cuentos profesional, a pesar de ser reconocidos en toda la zona por sus historias, pero nunca nadie les hizo ver este punto.
En la sobremesa abundan historias de chacotas que hacían en los carnavales de la zona, de los bailes en que se sacaban a bailar las mujeres a cabezasos y las madres acompañaban a las hijas a los eventos, de cuando le robaron la rueda del carro a Curuzú, de por que el Jesús comía tanta mandarina y ahora ofrece las que están en la tapera de los Barzola, la historia de Don Portillo, mi abuelo, que se limpiaba el culo con un marlo de choclo y cuando ya no le quedaban mas líneas blancas al marlo, lo golpeaba contra el piso, para descascarlo y lo usaba de nuevo para luego guardarlo entre la pared y el techo del escusado.
Está la historia de Cartuchin el perro que cazaba comadrejas por obligación, hasta que un día quedó atrapado en una cueva y dos semanas después apareció flaco y hecho una bola de barro. La historia de Pepe que comía polenta y se secaba la frente con el mismo pañuelo con que se limpiaba la boca y le quedaba toda la frente amarilla.
En fin, abundan las historias, los cuentos, las mentiras, y me pregunto cada domingo como el pasado, si será propiedad de los cristianos que nacimos en la vendita tierra entrerriana esta cosa de querer contar cosas a toda costa o será tan solo una degeneración familiar.
jueves, 24 de mayo de 2007
La ignorancia disfrazada de snobismo intelectual
Pero, para no descargar nuestra ira con los antropólogos y no salirnos de la historia, decíamos que se trataba de un estudio sobre nuestra sociedad, para el cual dicha “especialista” se tomó un tren para recorrer nuestra Argentina.
Luego de esta peripecia, se dedicó a redactar su informe y allí, uno de los párrafos destacados decía que lo que más le había asombrado era que, desde la ventanilla del tren, veía como las mujeres argentinas por la mañana temprano se paraban al borde de la vía y fumaban pipa.
Su risa, estimado lector, retumbaría tan fuerte que sería capaz de penetrar el monitor si le cuento que en realidad no se trataba de una pipa sino de un mate que, al ser injerido en invierno, largaba el humo tan característico en los días con sensaciones bajo cero.
Pero claro, era más fácil mirar desde la ventanilla y sentenciar que nuestras mujeres fuman pipa a las 7 de la mañana (con lo cual le atribuyen un vicio que no tienen) que bajarse del tren y comprobar que lo que tomaban era mate.
Esta larga introducción nos permite tener dimensión acerca de la ignorancia que existe en el extranjero sobre uno de nuestros sellos distintivos. Ellos podrán recorrer nuestro país en estas épocas de dólar barato e intentar impregnarse de nuestra cultura, pero no lo logran, porque nadie que haya tomado un mate alguna vez en la vida puede confundirlo con una pipa.
Esto que el resto del mundo ignora es para nosotros un rasgo diferenciador, casi un gesto de complicidad, algo cuyos códigos sólo conocemos entre nosotros. Y si ese tipo de códigos hablamos, los entrerrianos lo tenemos más que nadie.
A esta antropóloga le tendrían que haber aclarado que la identidad de un pueblo se compone de sobreentendidos, de aquello que no es necesario decir. Para nosotros, el mate no necesita demasiada explicación, no es necesario pedirlo ni invitar a ser tomado; no habrá reunión, mesa de estudio, noche solitaria o tarde en el parque donde falte un mate. Y nadie se va a preguntar si es preciso llevarlo o si hay que prepararlo, porque poner el agua ya es un gesto instintivo y el mate, una parte de nuestra anatomía.
jueves, 17 de mayo de 2007
¿Me pelará?
Usos: “Si mi jefe me pela, me tomo el día” o “Le pedí que me lo alcance, pero no se si me va a pelar” y también aquel otro uso de “No pela nada ese auto”.
En su primera acepción “pelar” viene a ser sinónimo de “dar bola”, de “permitir”, de “aceptar la proposición enunciada”, así tendríamos “Si mi jefe acepta mi proposición, me tomo el día” o “Le pedí que me lo alcance, pero no se si aceptará mi proposición (que me lo alcance)”.
En su segunda acepción, “pelar” es una palabra que infunde la idea de un adjetivo superlativo. En este caso, “No pela nada ese auto”, significa que el auto no levanta grandes velocidades, aunque también podemos decir “Cuidado con el mate que está que pela”, refiriéndonos a que la temperatura del agua del mate es elevada.
Espero haya iluminado el camino y esclarecido algunas dudas.
Atte.
miércoles, 9 de mayo de 2007
La República de Entre Ríos
Resulta que esta persona transitaba las vertiginosas calles de la Capital Federal (Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según para los snob seguidores de Telerman y su actitud+BA) y, en la maraña humana de la jungla de cemento, decidió tomar un taxi.
Apenas arriba del vehículo, el tachero dio algunos indicios de su procedencia: trato amable, equipo de mate al lado de la palanca de cambio, tono de voz pausado y erres bastante pronunciadas. Apenas bajó la bandera, preguntó al pasajero su procedencia y al escuchar “Santa Fe” como respuesta, inmediatamente retrucó con orgullo “yo vengo de la única provincia que es una República”.
Y sí, es así nomás, Entre Ríos fue, es y será una República. Y para los escépticos, repasemos un poco el origen de esta realidad.
Corría el año 1820, el 29 de septiembre más precisamente, cuando el gran Pancho Ramírez (abanderado de la causa Federal) declaró la República de Entre Ríos, que comprendía nuestra provincia, Corriente y parte de Misiones.
Algunos historiadores, tomando la historia como una serie de fechas y hechos que nada tienen que ver con las motivaciones y voluntades humanas, hablan de que esa incipiente República sólo duró hasta 1821, año de la muerte de Ramírez.
Pero, para no desempolvar debates históricos, solamente nos limitamos a mostrar que se habla de Entre Ríos como una República desde aquellos años y forjó una tradición que, tiempo después, le permitió a la provincia jugar un papel central en la constitución del moderno Estado nacional. Pero eso, coterráneos y amigos, lo vamos a hablar en otro post.
miércoles, 2 de mayo de 2007
Estadísticas de Entre Ríos
* Es la provincia que cuenta con la mayor cantidad de lomadas en todo el país, incluidos los lomos de burro.
* Entre Ríos cuenta con cuatro grandes próceres dentro de su historia y casualmente los cuatro relatan haber avistado OVNIS luego de acampar en zona de Victoria.
* Entre Ríos es la primera provincia en el país en exportación de casitas para caracol, huevos de doble yema, trigo de Entre Ríos y cascabeles para gatos, de allí la famosa frase “¿Quién le pondrá el cascabel al gato?”
* El primer gobernador manco del país fue entrerriano y muy amigo del famosísimo General Paz, quien también era manco
* La primera operación de apendicitis sin anestesia del país fue practicada en la ciudad de Rosario del Tala, en la provincia de Entre Ríos, en el año 1845. El paciente falleció dos semanas después, atropellado por un carruaje fúnebre.
* Entre Ríos es una de las pocas regiones en el mundo en que las reinas de las distintas festividades se coronan de espalda, en homenaje a La Delfina, mujer y coronel de El Supremo, Pancho Ramírez.
* Entre Ríos es poseedora del quinto delta más grande del mundo y el único que desagua en agua dulce.
* Las termas de Entre Ríos no son otra cosa que una adaptación que hemos hecho los entrerrianos de las napas subterráneas para tomar mate en caso de falta de energía en todo el territorio.
viernes, 27 de abril de 2007
La siesta
La siesta es el momento en que todo entrerriano se encuentra consigo mismo, es un tiempo de regresión a la infancia, al momento en que la solapa (que viene bajando la loma) espanta los gurises y amedrenta las gallinas. El origen de la siesta debe buscarse mas bien en razones antropológicas que en meras alucinaciones nostálgicas, lugar común en que muchos citadinos lectores podrían llegar a caer.
Uno no duerme la siesta simplemente porque tenga sueño. Se duerme porque se piensa, porque se corta el día por la mitad y se arranca de nuevo.
Nuestro andar pausado, nuestro buen trato, nuestro mate de amigos, tiene como preámbulo una buena siesta y como corolario el tan mentado “¿Entrerriano? – Ah, buena gente”.
No se puede andar por la vida a las corridas sin una buena siesta. El ser humano empecinado en romper los procesos naturales no hace distinción ante este pedacito de patrimonio entrerriano.
Dormir la siesta es una excusa para echarse un rato al lado del gurí mas chico, para levantarse con más ganas que antes y tomarse los cuatro amargos cortitos antes de salir disparado. El pescador que se levanta a las cuatro, el tambero de las cinco y el vaqueano de las seis duermen la siesta, desayunan a las nueve un tarro de leche caliente y vuelven al laburo y me vienen con que la siesta es cosa de haraganes.
Una siesta de cuarenta y cinco minutos no demora a nadie ni prohíbe seguir viviendo… me voy a dormir una y vuelvo.
viernes, 20 de abril de 2007
Un pequeño acto de justicia
La historia aconteció en la sinuosa capital entrerriana, entre lomadas y atardeceres a la vera del río, comenzó a pergeñarse la venganza.
Todo pintaba para charla normal, un grupo de estudiantes santafesinas querían alquilar un departamento en Paraná, obviando aclarar su lugar de procedencia. El locador mostró el inmueble, aclaró las condiciones y el precio del alquiler. Hasta el momento, todo estaba encaminado y se descontaba que el contrato se firmaría con el acuerdo de ambas partes.
Pero vino una pregunta final, antes de cerrar cualquier trato, el dueño del inmueble (entrerriano de pura cepa él) quiso conocer el lugar de nacimiento de las inquilinas. Allí vino la respuesta indeseada, la palabra que nunca quiso escuchar pero que el destino le llevó hasta sus oídos. “Somos de Santa Fe”, fue la respuesta; así de simple, con tanta liviandad que causaba estupor, con tanta desparpajo que dejó asombrado a nuestro coterráneo.
Pero ante el embate, ante el desafío que le planteaba semejante insolencia, este entrerriano respondió con firmeza: “no les alquilo nada, ustedes nos mataron a Urquiza”.
El hecho, luego, tomó alguna trascendencia. Se acusó a este hombre de discriminación, se lo denominó fascista y retrógrado, pero él continuó hasta el final de sus días convencido de haber encabezado un pequeño acto de justicia histórica.
martes, 10 de abril de 2007
El mate - Breve antología ilustrada
Que paso?- Preguntó extrañado el muy bestia, que podrá saber de muchas cosas, pero no podía no saber que el mate amargo si se usaba para dulce, perdía todo el gusto dado por la curada exhaustiva de una semana de dedicación.
Como le vas a echar azúcar “agombau” no ves que es amargo, si tenés el tuyo de palo santo para el dulce!!!- le dije con una mezcla de sentimientos cruzados que oscilaban entre unas ganas de pegarle y unas ganas de matarlo.
Había perdido mi primer mate en manos de un porteño, asesino serial de porongos y gran lavador de mates, con un promedio de tres cebadas con yerba todavía seca. A Huguito le decían el mago, porque ni bien le daban el mate para que cebe, enseguida lo devolvía convertido en sopa de palos.
A modo de ilustración, se dice que los jesuitas a cargo de la “educación” de los nativos, al ver que tenían esa costumbre tan atroz del mate, y relacionándolo enseguidita nomás con alucinógenos, lo quisieron suplantar introduciendo en el paraíso, escaso en vicios banales, el cigarrillo.
Habrán podido introducirnos el cigarrillo (por la boca), pero no lograron eliminar el mate; para su decepción, sigue acá vivito y coleando, cansado de tanto auge, y lo toman hasta los jesuitas.
Para la próxima entrega: “Cronología de la curada del mate”, pero antes tengo que tener una charla con mi viejo que difiere en algunos puntos.
martes, 3 de abril de 2007
Caramelos de miel
Los caramelos de miel son hechos, si no me falla la receta, básicamente con miel y glucosa, son duros y mas que exquisitos, para degustar con la punta de la lengua y rascarle de a poquito migajas de miel cristalizada.
Hasta donde llegan mis andares, que no son muchos, estos caramelos se consiguen comercialmente en distintos lugares sobre la costa del Paraná, en Diamante, Villa Valle María, Paraná, Cerrito, Crespo y todo el surtido de aldeas alemanas de la zona, siempre en Entre Ríos.
Con ustedes ellos…
miércoles, 28 de marzo de 2007
Ferruccio "Serrucho" Pavanello, goleador del Club Atlético Patronato
El mundial que se había disputado por aquellos días, Francia 1938, traía serias dudas no solo al mundo netamente futbolístico sino que también a la industria y el espectáculo del balompié.
Ferrucio “Serrucho” Pavanello, apareció en un pueblo del interior y jugó al futbol en serio por primera vez a los 25 años de edad. La leyenda dice que Serrucho vino de Italia a la Argentina a principios de la década del 30, pero los historiadores no se ponen de acuerdo en este punto, solo se sabe que se lo vio por primera vez, trabajando de albañil en una casa de campo en Don Cristóbal, distrito ubicado a unos 50km de Paraná, en algún momento de la década del ´30.
En aquella oportunidad, cuentan las crónicas, un vecino de la zona, Alberto “Beto” Heffele, lo habría descubierto, en el techo de zinc de la casa que se encontraba arreglando, haciendo jueguitos con un ladrillo de dos kilogramos.
En variadas ocasiones la gente de la zona pudo disfrutar de su juego en la cancha de los Kindebaluc, una familia que además de trabajar en el campo y tener una importante quesería, poseía un clásico almacén de campo ubicado en la esquina que divide los caminos hacia Don Cristóbal y Aldea San Miguel.
Serrucho deleitaba a las multitudes con la posesión de una gran habilidad, era impresionantemente rápido. Serrucho pateaba los corner y los cabeceaba.
A pesar de que en años posteriores muchos directores técnicos intentaron hacerlo jugar de win izquierdo, derecho o volante, Serrucho siempre jugó de nueve, o cuando mucho de nueve que patea cruzado. Serrucho era zurdo y de vez en cuando se infiltraba en el costado derecho de la cancha.
Serrucho nunca entendió los conceptos de carril, volante, con entrada, ni tampoco off side. Serrucho jugaba por jugar y para hacer goles.
Serrucho fue el inventor de la algo olvidada Palometa, en referencia a la Palomita que todos conocemos pero con un pequeño aditamento. En el momento en que la pelota se acercaba al jugador por sobre la cabeza, en sentido inverso al que deseaba patear el jugador y siendo fuertemente marcado por el adversario; el jugador saltaba hacia atrás, con su pie apuntaba al balón en el aire y en dirección al arco contrario y con los dientes mordía fuertemente las piernas del contrincante. Esta práctica algo olvidada, fue eliminada del juego mediante el decreto de Julio Argentino Grondona, padre del actual director de la AFA.
Aparentemente en el año ´35 luego de probarse en varios clubes, Ferruccio, decide quedarse a jugar en el grandioso Club Atlético Patronato, de la Juventud Católica, pero luego de maravillosos partidos en la selección entrerriana de fútbol, Serrucho desaparece, para renovado y totalmente oficial reaparecer en el año 1943 usando la camiseta definitiva que lo dejara grabado en la memoria de todos los entrerrianos.
En otro post hablaremos del glorioso paso de Ferruccio Pavanello por el Club Atlético Patronato, de la Juventud Católica.
martes, 27 de marzo de 2007
Elecciones en Entre Ríos
El desarrollo de los comicios, mas allá de las obvias implicancias políticas que puede tener, comienza muy temprano en la semana. Desde el lunes anterior y promediando la semana, los votantes son informados por las familias, en el caso de que el elector viva en el exterior de la provincia, estos proceden a juntar los elementos necesarios para participar del acto: documento, libreta de enrolamiento o cívica, medias, calzoncillos, pantalón, camisas, billetera, teléfono y llaves. Desde el jueves a sábado de la semana los electores migran hacia sus ciudades de origen, dependiendo que estos sean de Victoria o Las Tunas, de Larroque o La Paz, Viale, Concepción del Uruguay.
El sábado las familias se encuentran. Las elecciones son un excelente motivo para encontrar familias, amigos, conocidos de años y por supuesto… amantes. Si las elecciones son de nivel nacional y la pareja del votante no pertenece a su misma ciudad, las elecciones se tornan en una excusa más que envidiable para zafar de la bruja y comerse un buen asado con viejos amigos.
En mi caso en particular, disfruto viviendo las elecciones en el mismo lugar donde se realizan. En esta oportunidad fui fiscal en una mesa de mujeres para disfrutar aún más del show cívico.
Me levanté a las 6.45 de la mañana, me bañe, y mate en mano, salí camino al encuentro de los comicios. Los inconvenientes técnicos hicieron que en mi mesa recién se empiece a votar a las 9hs del radiante domingo 18 de marzo de 2007. A esa altura de la mañana las mujeres que hacían cola para votar se contaban por centenares, porque como buenas entrerrianas descendientes de alemanes el día comienza a las 6 de la mañana y la lengua se encuentra en plena flexibilidad treinta minutos después.
En Entre Ríos las mujeres no hablan, gritan. Hacen mucho ruido, se molestan, se miran de reojo, se inquietan, ocupan lugares que no le corresponden en las filas ante las mesas eleccionarias y no se dan cuenta que molestan. En fin, el ambiente electoral con doscientas mujeres haciendo cola y compartiendo un espacio de 5mts por 3mts es la teoría del caos hecha entrerrianía.
Me tocó desde Schlotawer hasta Sequeira, con el gran abanico de Schmidt, Scneider, Schuembler, Schroeder, Schimft, Schrooh y las ínfimas Segovias.
La presidenta de mi mesa, de apellido Senger, era la cereza que faltaba a los dulces comicios; con cuerdas vocales recortadas y una intensa femineidad entrerriana, demostró que puedo un año mas, aunque quizá el último, ser fiscal de mesa… pero no de mesa femenina.
miércoles, 21 de marzo de 2007
Necesito un vaquero
La siguiente secuencia es un relato de una compra en un local fuera de Entre Ríos (que será identificado para simplificar como FDER) y una compra en nuestro querido suelo entrerriano (ER), se hace especial hincapié en la atención del vendedor:
Entrada al local por parte de este panza verde:
FDER: el vendedor no saluda, solo dice “si?”, por ahí le agrega un “papi” o “negro”
ER: el Pocho (porque tiene nombre) saluda a los gritos mientras atiende a otra gente o le pega una última chupada al mate, en realidad son dos cortitos. De entrada te conoce o te gasta con alguna cosa, por ej “estás hecho mierda Carlitos!!!” o “seguimos con Jorge Pedro a muerte” (por Busti).
Explicarle que necesito:
FDER: El vendedor no te da bola, te mira despectivamente de arriba abajo.
ER: Te sigue gastando y te entra a tirar datos de las cosas que necesitás.
Muestra y prueba de los distintos modelos:
FDER: Te muestran un modelo, recontra caro y te preguntan que más querés ver.
ER: sacan y sacan cosas y las amontonan arriba de una mesita, ya empieza a mostrarte camisas y pullovers también. Te gasta todo el tiempo cuando no te quedan bien.
Elegís uno y lo llevás:
FDER: Te mira con cara de policía, para ver si no sos sospechoso, le saca las 10.000 alarmas a la ropa y no te lo da hasta que no se lo pagás en su totalidad. Te piden DNI y certificado bucal completo. Siempre está apurado, así que te despacha rápido.
ER: Ya tenés puesto el pantalon, te dice que se lo pagues cuando puedas y no hay papeles de nada, es una gauchada que te hace el vendedor. Te quedás hablando al pedo media hora tomando unos verdes.
Después, cuando cruzan el charco, se asombran por la cortesía de nuestra gente, pero no hace falta mucho para ser amable. Un factor que ameniza mucho una relación con un entrerriano es la existencia del mate, con eso se rompe el hielo y se crea una especie de complicidad entre el vendedor y el potencial comprador.
No hay con que darle, el entrerriano es buen tipo che...
martes, 20 de marzo de 2007
La Churrasquera
No hay, quien no disfrute un asado, llámese este a la comida, o al evento de juntarse a comer un pedazo de carne hecho a la parrilla. Unos lo comen mas jugoso, asado con chilcas como lo hacíamos con mi tío en los caminos de tierra de la zona de Cerrito, como yendo para Curtiembre; otros lo comen mas bien quemado y negro como tobera de horno de plástico; algunos lo comen en Puerto Madero entre turistas del mundo; en la cansada tierra junto al trigal en plena campaña; en el balcón de un departamento, en una parrillita de lata; debajo de un árbol en Punta Gorda, con el ruidito del galope del río y los gurises que juegan en la costa. Pero cuando el asado se hace en casa, la cosa cambia bastante, porque si hay algo en que los entrerrianos nos parecemos, es en la manera de hacerlo, y para ser mas precisos en el mecanismo de cocción.
Los porteños lo hacen en esa especie de cajilata que tienen en los balcones o en la cárcel de 2x3 del patio, los santafesinos tienen sus quintas con su asador al costado de la pileta o preparada en un sector particular, para no darle el gusto de engordar a cristiano a los mosquitos, y así seguramente cada provincia tendrá su parrillita, su asador, su alambrado grasiento. Pero si hay algo que nos destaca a los de allá, es que todos en casa tenemos, en el fondo del patio, junto a la jaula del loro y los helechos de la vieja, una buena churrasquera sentada en barro.
Si señor, ni parrilla, ni asador, ni las cajilatas recontracalientes, nosotros los entrerrianos tenemos Churrasqueras.
Y no me vengan con que hacemos churrascos. No señor, hacemos parrillada completa como todos, costilla, vacío, tripa gorda, chinchulin, molleja, chorizito, alguna costillita de cerdo y obviamente un buen pollito de la zona de Crespo, pero se hace en la churrasquera.
miércoles, 14 de marzo de 2007
Justo José de Urquiza
¿Y a que viene todo esto? Se preguntará el casual lector. Viene a desmitificar la vida de los próceres entrerrianos que se paseaban entre los mortales comunes y corrientes con el peso de la victoria y no por eso con menos humanidad.
Mal que le pese a San Martín, quien cruzó la cordillera en su caballo blanco, nuestros caballos siempre fueron superiores y mejores nuestros jinetes. Solo comparable a la habilidad de nuestros gauchos se encontraban los hermanos correntinos, pero pocos caballos habían adquirido la destreza de nuestros matungos que con práctica y paciencia supieron conquistar el don de los mares en la laguna artificial del palacio de Urquiza.
Dice la historia no autorizada, que Urquiza cruzó el río Uruguay, pero no a nado como muchos podrían suponer, sino mas bien caminándolo sobre su cauce, con el ruido de los vasos sobre las piedras del fondo.
Es tal la habilidad que adquirieron estos caballos entrenados en la estancia del caudillo entrerriano, que a muchos de ellos les costo la vuelta a la vida terrestre.
Es conocida por todos los entrerrianos la historia del Palito, caballo manso y petiso, de orejas caídas y pelaje tostado que usado en la estancia para las labranzas de la quinta y los mandados de las mujeres luchó con todas sus fuerzas por formar parte de la elite en la caballería de Urquiza. Contra sus instintos y la insistencia de los domadores, el Palito se internaba en las profundas aguas de la laguna de Urquiza y al borde de la muerte, seguía el paso de sus hermanos mayores. Veintisiete veces fue sacado del lago con algún litro de más en la panza y los vasos arrugados de tanto fango y agua turbia.
El Palito no solo aprendió a bucear perfectamente, sino que también fue el primero en casar dientudos y bagrecitos con la boca, y hay quienes dicen que por las noches se lo sentía chapotear en el lodazal junto a las anguilas.
Se convirtió, el Palito, en el caballo preferido por Don Justo, nadador y camorrero y no aquel brioso caballo moro al que hizo famoso el seudónimo de Oscuro.
Pero tanto andar debajo del agua no le sería gratis y en un traslado desde el lago de Urquiza al río Uruguay, murió de tos por el exceso de tierra en un corral de la estancia.
El palito fue uno más o uno menos, en la célebre historia entrerriana. Junto a muchos caballos nadadores fundaron la famosa Caballería Marítima de Don Justo José de Urquiza, que tantas glorias nos otorgaría.
lunes, 12 de marzo de 2007
¿Cómo hacerle entender a un santafesino qué es un borrachito?
Una vez adentro de la panadería, un petisa gordita con cara de “a la primera de cambio dejo este trabajo de mierda”, me atiende con las mismas ganas que Homero Simpson le pone a la educación de Maggie. Decía, una vez adentro de la panadería, le pido —con la certeza de quienes saben que hablamos el mismo lenguaje— un cuarto de borrachitos.
Hete aquí mi sorpresa cuando recibo la respuesta, con mohines de soberbia, por parte de la gorda de la panadería: “¿borrachitos? ¿y eso con qué se come?”.
Inútiles mis esfuerzos por explicarle de qué se trataba, no había razón que fuera valedera porque, en realidad, en Santa Fe los borrachitos no existen. No es que se llamen de otra forma, como suele ocurrir con las tortas negras, sino que lisa y llanamente nadie se les ocurrió fabricarlo, copiando la exitosa formula de sus colegas entrerrianos.
Desconocemos si el resto de los coterráneos que se encuentran en otras provincias más lejanas les ha ocurrido una experiencia similar o bien, si han tenido la suerte de encontrar por esos pagos una delicia tan popular como un borrachito, por lo que los invitamos a contarnos las peripecias que han tenido que soportar en una panadería que no maneja los códigos de nuestra patria chica.
miércoles, 7 de marzo de 2007
Betbeder
La curandera de Betbeder tiene la particularidad de curar con la simple mirada. Uno va llegando al rancho de techo panzón, metido en el medio del monte y ella, que siempre camina mirando el piso, o el monte, o el cielo, pero nunca la cara de la gente, lo escucha llegar y ya desde lejos le dice “Usté tiene empacho”, o “Usté tiene recalcao el dedo chico´el pie”.
De palabras cortas pero filosas y acertadas premoniciones, la curandera sabe todo, todo lo ve y todo lo vende. Algunas veces los diagnósticos son desgraciadamente precisos. Mira al presunto enfermo, en esas contadas ocasiones pitonisitas en que se dispone a adivinar y en que efectivamente mira, con ojos penetrantes e intimidatorios, mira al visitante apoyarse en un árbol para limpiarse una caca de perro en el zapato o una piedra en la suela y con esa simple posición, puede obtener un diagnostico completo y pormenorizado de la enfermedad en cuestión; calculos renales, le dice, ¿siente dolor en el costado derecho, verdad?, aja, ¿se le duermen los pieses cuando está un rato sentado?, aja, ¿a ver, levante un pie?, el enfermo levanta el izquierdo, riñon derecho, dice reafirmando el diagnóstico inicial.
La curandera de Betbeder, vive en Betbeder, un pequeño pueblito perdido entre el chañar y el cantar de los cardenales y vende bichos: hurones, loros verdes de eucalipto, cardenales malos que se azotan en los barrotes de las jaulas luego de su encapuchada permanencia en el rancho, pichones de nutria.
Y allí fui a parar. A comprar un bicho para tener en casa, una mascota como le llaman. La manosanta, me curó la recalcadura, me indicó una pequeña desviación de columna que tengo que curar con ejercicios y agua de barba de choclo durante un mes en el lugar de la dolencia, pero con una furtiva mirada a los ojos, de esos que solo da la curandera de Betbeder, me dijo “usté no puede criar bicho en la casa, cómprese un pollo”, y me lo compré, al final del blog está y rompe las bolas todo el día, es ese el maldito pio que escuchan sin parar.
viernes, 2 de marzo de 2007
Territorio de Entre Ríos
Esto último implica, que con una crecida del río Paraná como la que estamos viviendo en estos días, el territorio entrerriano crecería día a día junto al camalotal.
jueves, 1 de marzo de 2007
Crespo
Andereck, andereck, andereeeck
a tu holla no nos tiramos
Andereck, andereck, andereeeck
a tu cantina ni nos arrimamos
por temor a que alguna dama
se enamore de mi querer
Andereck, andereck, andereeeck
Andereck y sus grandes atletas
Andereck, andereck, andereeeck
Cochirila y el Tincho Girbich
Esta canción la compuso, si no me equivoco, uno de los Hermanos García de Crespo... creo que era el Dindi García, pero después la hicieron famosa los Tuyangos, también de Crespo, en la voz del inigualable arbitro de futból, boxeador, locutor de radio, obviamente cantante y según sus propias palabras "de hobbie sodero", Manija Reisenhower.
(Entrada de Crespo)
Los locos García como se los conoce en Crespo tuvieron su radio, FM Arroyo, y en demasiadas oportunidades se encargaron de llevar alegría a la ciudad. Espero que alguién me ayude a recopilar aquí sus famosas canciones o historias. Como aquella cuando llega uno de los García que vive en el sur - en Crespo existe una gran comunidad de descendientes de alemanes del volga, de apellidos, Varon, Fisher, Gettig, Schneider, Waigel, Werner, Jacob, Folmer, etc - y al cruzarse con la Norma en la calle le dice "ahh Norma, así que tuviste gurí", "ajaaaá", "¿y es varón?, "nooo, Folmer".
Marcha de Entre Ríos
¡Juventud! ¡Juventud! Ya se escucha
un sonoro clarín de victoria
y una aurora de paz y de gloria
en el plácido cielo se alzó.
Emprendamos la marcha al futuro
sin volver hacia atrás la mirada
que al final de la larga jornada
resplandece su luz otro sol.
En la escuela la fragua y el surco
forjaremos la eterna grandeza
por la paz, el amor, la belleza
de un futuro argentino mejor.
El martillo y el hacha carguemos
y decidan la acción nuevos bríos
para hacer de la heroica Entre Ríos
la Entre Ríos que Urquiza soñó.
miércoles, 28 de febrero de 2007
Villa Urquiza y la Balsa
Le dije, en Entre Ríos tenemos casinos, tenemos putas, tenemos termas, el río mas grosso. A la costa del Paraná me voy, ¿ah si? ¿A donde?, a Villa Urquiza., con la flia.
El panorama cambió un poco la oferta, el flaco se va con la familia, pucha, pienso rápido y respondo, si querés pasar un fin de semana al sol, con arenas naturales, boludeces acuáticas, tipo bananas flotantes, motos de agua, lanchas, piragua o voley, básquet, fútbol para los gurises, en un paraje tranquilo pero con una playa movidita, sin dudas tu elección en la costa del Paraná es Villa Urquiza… seguro que hay putas también.
Llegar a Villa Urquiza, en Entre Ríos, es muy fácil.
Embocas la circunvalación hacia ruta 127, la que va a Cerrito-La Paz-Corrientes, y llegas a una bifurcación: a la derecha te vas para el lado de la ruta 18 y derecho te vas por la ruta 127, que pasa por el Autódromo de Paraná.
Una vez que pasas la bifurcación, a mano izquierda (no se cuantos kilómetros), te topas con un cartel chiquito, verde y seguramente algo desgajado que dice Villa Urquiza y ahí empieza lo bueno, es un camino de tierra.
El camino de tierra, mas o menos derecho y de una buena capa de tierra, te lleva directo hasta la balsa de Villa Urquiza.
La Balsa, es una pequeña balsita en un arroyo que tiene algo así como 70mts de ancho. A la balsa la atiende, actualmente, el yerno del balsero. Hombre previsor y de corte empresaria el muchacho descubrió en los ojos de la hija, el claro negocio del padre, la balsa.
Otro día les cuento de la curandera de La Balsa. Recuérdenme el post.
martes, 27 de febrero de 2007
Con el mate debajo del brazo
Pero cuando un entrerriano se aleja de sus tierras, esta costumbre bien nuestra —que nos acerca más a los hermanos uruguayos que a cualquier otro habitante de la Argentina— llena de sorpresa al observador o casual transeúnte. ¿Qué entrerriano emigrado no fue mirado con sorpresa por caminar frente a las góndolas de un supermercado con el mate debajo del brazo?.
Seguramente, quienes acostumbran a tomar el té de todas las tardes o un feca, no comprenden que el mate no es una merienda, un desayuno o algo que uno toma para pasar el tiempo. El mate es, para nosotros entrerrianos, como el espacio y el tiempo: la condición de posibilidad de la vida. Por más que parezca filosofía barata (y seguramente lo sea), el mate es para nosotros la forma en que nos conectamos con la vida y con el resto de los mortales.
Debe ser así y si alguien cree lo contrario, dé por seguro que no es entrerriano.
El Mate
La existencia del alma en el Caio
El Zacarías y yo tomamos mate. Siempre. A cualquier hora. Las veces que estuvimos a punto de separarnos, las veces que llegó un hijo nuevo a casa, cuando lo echaron del trabajo, cuando Argentina salió campeón del mundo, cuando se cayeron las torres gemelas. Cuando murió mamá... Entre el Zacarías y yo hubo días sin besos a la mañana, semanas sin dirigirnos la palabra, meses enteros sin juntar los pelos, años larguísimos sin un peso en el bolsillo. Pero no hubo nunca en nuestro matrimonio un solo día sin que él o yo nos sentáramos en silencio a tomar mate.
El mate no es una bebida, corazones de otro barrio. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre, como rascarse. El mate es exactamente lo contrario que la televisión. Te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás sola. Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es “hola” y la segunda “¿unos mates?”.
Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan. Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos. Los buenos y los hijos de puta.
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. El Caio empezó a pedir a los cinco. La Sofi a los nueve. El Nacho a los tres. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.
Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza:
—¿Dulce o amargo?
El otro responde:
—Como tomes vos.
Yo les escribo siempre a ustedes con el mate al lado del teclado. Leo los comments con el mate al lado. Los teclados de Argentina y Uruguay tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie. Ni a la vieja Monforte.
Escribo esto por algo. Hoy llegamos todos de la calle y el Caio estaba tomando mate solo. Nunca antes había tomado mate solo. Siempre con el Chileno Calesita, o con la hermana, o con nosotros. Solo jamás.Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es porque ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.
El Caio no sabe qué carajo le pasa. No va a recordar este día. Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solos. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones. Yo no me acuerdo de mi día. Zacarías tampoco. Nadie se acuerda. Pero hoy el Caio empezó a tomar mate solo. Hoy, 8 de enero del 2004, a la madrugada. Su padre y yo, escondidos en el pasillo, empezamos a mirarlo con respeto.
jueves, 22 de febrero de 2007
Haceme la gauchada!
Llego a mi expatriado hogar, añorando como siempre las cuchillas que cabalgó don Pancho, que cabalgó Urquiza, que cabalgó mi tio Nenito cerca de Crucesita Septima y pensando que me iba a encontrar con un paisaje desolador de calzoncillos humedos y remeras desteñidas tengo la agradable sorpresa de enterarme que esto no era así. Con lagrimas en los ojos y la voz entrecortada por la emoción miro profundamente a mi compañero Paranaense, el Ferper, y le digo "Fer, la Yuyi nos juntó los calzoncillos", aja, me dijo, ¿vos sabes lo que es esto? pregunté entre sollozos, aja, me dijo el Fer que a veces es hombre de pocas palabras, una gauchada, le digo.
Si señores, estamos en presencia de una de las primeras gauchadas en tierras santafesinas.
En Entre Ríos, cuando se te rompe el auto en la ruta, te quedas tranquilo, ya vendrá alguien a darte una mano, a hacerte la gauchada. Gente gaucha en Entre Ríos sobra. Contra la frase popular que reza "No hay comedido que salga bien", en la provincia de los verdes las gauchadas sobran.
¡Es gaucho el moso este! y encima anda de chusco con la Valeria, la hija de la Norma.
Si señores, revaloricemos el rol de la gauchada, hacé dedo tranquilo en Entre Rios, siempre hay un panza verde dispuesto a hacer una gauchada, si sos camionero y te vas de viaje, dejá a tu mujer tranquilo, alguno te va a hacer la gauchada y te la va a cuidar... en fin.
miércoles, 21 de febrero de 2007
Carnavales de Entre Ríos
Panzas verdes
Entrerrianias, cosas de entrerrianos
Para los que están lejos, para los que están cerca y para todos aquellos que quieran formar parte de la gran patria entrerriana.
En este blog trataremos de dar a conocer al mundo algunas cosas muy nuestras, para que todos sepan a que nos referimos cuando decimos: churrasquera, gauchada, mate, sacar el cuero, tirar el cuerito, "¿me pelas?", "no quiero romper el billete", etc.
Seguramente ustedes recordarán muchas mas cosas bien nuestras. La idea es que no haya limites de ningún tipo, que se pueda hablar de los affaires de Montiel, de la casa de Alassino, de lo caras que están las putas del Pampa (enfrente del cementerio de Ramirez), de los guachos de los santafesinos que nos mataron al Pancho por unas cabezas de ganado mientras defendia a la Delfina... en fin, de cosas de entrerrianos.
Panzas verdes, bienvenidos, imaginensé este espacio como aquel pedasito de siesta en la casa de los viejos comiendo mandarina...ahhhh.
Besos en el ombligo.