domingo, 22 de mayo de 2011

Mirando de enfrente

Me decía un rosarino que las ratas que se vieron en el puente Rosario-Victoria son entrerrianas. Yo le preguntaba de quien era el río, y las islas, y el calor del verano, y la maravillosa vista del Paraná desde la ruta cuando se pasa por el delta. Quedé sin respuestas esa noche. Y quedé sin respuestas aquella tarde, sentado en la costanera de Rosario, abrazado a mi novia mientras le decía "lo maravilloso de Rosario, una de las cosas mas bellas, es esa posibilidad, esa alternativa de entre-semana, de escaparse en diez minutos o quizás en menos, y sentarse en un banco cualquiera a orillas del río. Depositar la vista en el horizonte, como quien pone los pies en el agua, y refrescar la vista, el alma, llenarse los pulmones y el corazón de verde, de río inmenso, y encontrar del otro lado, cerquita, a pasos, a la gran República de Entre Ríos... por eso solo ya vale la pena visitar Rosario"