miércoles, 13 de agosto de 2008

Los petisos Shell

Oriundos de Crespo y no mas altos que un alambrado de tres hilos para vacas de tambo, los petisos Shell descuesen las pistas de baile con la voz penetrante de Elda.

Tuve la oportunidad, alguna vez, de verlos en una de sus tantas presentaciones por la zona.

Una musiquera petisona y envalentonada, junto a su hermana un tanto mas chiquita, de largos cabellos rubios, tan largos que llegan al suelo y su porte de señoras de salón, se montan al escenario como quien monta la pava sobre la cocina para tomar unos mates. Con la naturalidad de quien sabe lo que hace, las petisas mueven los cabellos y empiezan a entonar dulces polcas traidas de lejos y ajustadas a las cuchillas entrerrianas.

Desde el fondo del escenario, se empieza a escuchar suavemente el quejido de un acordeon, el acordeon que se toca solo, el acordeon con zapatillas.
Entre enfurecido y remolon empieza a acercarse a las petisas, se acerca al limite, al precipicio del escenario, se tambalea y en un movimiento glorioso el instrumento enfoca su fuelle hacia el costado del bailongo, lo que permite descubrir detrás de él y sobre las pequeñas zapatillas que asoman debajo, el cuerpo de hombre y la cabellera turbia del mas grande de los petisos Shell.

No recuerdo precisamente el nombre del instrumentista, pero recuerdo el gorgoteo de los dedos del mas grande de los petisos Shell en las teclas del furioso acordeon, ese pedazo de madera, metal y cartón que me arremolina los pelos de los brazos.

Los Shell son familia de leñeros, músicos y petisos. En una Chevrolet 67, color roja y desgastada por el sol, con un cajon de madera, tipo Rastrojero, para descargar facilmente la leña, los petisos recorren la zona llevando su música que no tiene mas lugar de origen que el centro mismo del corazón.

Ni volga ni entrerriana, música hecha a fuerza de sangre bombeada a los dedos del mas grande de los petisos Shell; música construida en la fábrica de sueños de la garganta de la Elda, que se descoloca las cuerdas vocales entonando polcas que nadie entiende pero todos aplauden.

Los Shell viven en crespo muy cerquita de la casa de mis viejos y recuerdo cuando los veía pasar en camioneta.

La camioneta de los Shell tiene tacos atados a los pedales de la chata, y un banquito en el asiento para treparse mas cómodos a las alturas del vehículo.

Cuando el mas grande de los petisos Shell marcha por las calles de Crespo en la chata "sin" conductor, parece el auto fantástico. La chata se maneja sola y grande es la sorpresa de la gente cuando ve bajar de lo mas profundo del asiento una manada de petisos y una mujer de cierta altura, la madre del clan.

Hombres chiquitos, que no les entra la música en tan poco cuerpo, gente de laburo, gloriosa gente que hace música.

...y contado así, nadie me lo creía. Tuvo que venir el Chango a desandarme y comprobar la verdad de mi relato, sino me creen miren acá... http://www.encuentro.gov.ar/Content.aspx?Id=2157&IdSeccion=15

3 comentarios:

Cocó dijo...

Amigo Juan! ¡Preciosa historia, muy bien contada! ¿Por qué no se arma un compilado y hace la publicación?

Anónimo dijo...

ahhh, Cocó, si usté supiera los vicios que comete este humilde servidor en cuanto arremete con intención de escritor... no se asombre, si está bien escrito se debe simplemente a esa asaroza casualidad en que la inspiración brota de las yemas de los dedos.
Imagino que ud tiene algunos de esos ataques de vez en cuando...¿quizá los jueves?

Anónimo dijo...

juancito, que hermoso es ver a mi pago por la television, ver a elda y su conjunto por el 14 pulgadas "chateando" por crespo y contando esas canciones que cantamos todos alguna vez en la ducha... se mo pone la piel de pollo. Aguante elda y larga vida a "maravillas alemanas" este es el pasito tiroles (taratataratara)....