lunes, 30 de marzo de 2009

un amigo de Chajarí

Hola amigos de Entrerrianías! éste es mi primer aporte...soy de Chajarí pero estoy viviendo en Sunchales al igual que el personaje de Diego Gettig...espero les guste.

EL CHAJARIENSE: UN IDIOMA APARTE

Como ya se ha dicho muchas veces, tal vez previendo el aluvión turístico de los últimos tiempos, es menester tratar bien al visitante, y hacerlo sentir cómodo, como en su casa. O mejor aún que en su casa.

Para eso se hará necesario estar atento y tomar precauciones a la hora de interactuar con ellos.

Tratarlos bien, claro, no significa que uno deba andar acariciándolos sin motivo, pero sí, entre las precauciones mencionadas, sería bueno cuidarse en el idioma, de manera que se les haga mínimamente comprensible todo intento de comunicación verbal.

Será conveniente, entonces, evitar ciertos giros idiomáticos de uso habitual que pueden dar lugar a incomprensiones o situaciones confusas.

Por ejemplo:

- Si ve que hay una persona que está fastidiando o molestando a otra, no diga que “lo está judiando”, porque nadie entenderá si lo está transformando en nativo de Judea, si están haciendo una lucha de Judo o comiendo habas.

- Cuando se refiera a alguien que es muy pícaro, trate de evitar definirlo como “la borra de la cocoa” (*), ya que la metáfora se hará completamente incomprensible para el visitante. Una variante apocopada es “la borra”, pero tampoco da idea exacta de qué es lo que se quiere decir, ya que la borra es un sedimento, lo sobrante.

- Parecido al anterior pero en plural resulta ser: “son coloráu”; esta frase se dice moviendo la cabeza de izquierda a derecha y carece de implicancias políticas.

- Si desea manifestar perplejidad o indignación ante algún suceso, trate de no proferir “ah güeno mi amigo”, ni diga “cansáu de vagos” cuando no está de acuerdo.

- Si dice de un niño inquieto que es “cabezudo”, lo único que provocará es confusiones ante la dimensión craneal del sujeto en cuestión; se da por sentado que todos los niños son cabezones. El verbo cabezudear tampoco es comprensible.

- Tal vez para usted sea fácil de entender que alguien contento u orgulloso esté “chusco” por algún logro personal, pero el diccionario dice otra cosa.

- La expresión “tu cuero”, aplicada como sinónimo de “el que te dije” no resulta comprensible al foráneo.

- Entre “tu cuero” y “la borra” existe un término intermedio, que es: “molde”; si usted intenta expresar un ambiguo reconocimiento diciendo “pero qué molde...”, no faltará quien busque la horma o el recipiente.

- Lo mismo sucederá con “qué aparato”, que fonéticamente suena “quiaparáto”: el extranjero no entiende que el artefacto al que usted se refiere es una persona.

- Si tiene usted más de 30 años y, para expresar beneplácito, dice “eso pocato”, incluyendo sus variantes “so pocatelli” o “so pocardelli” ya no sólo no será comprendido por los turistas sino que ni siquiera por los más jóvenes de su propia ciudad. Lo mismo si dice: “qué papa la papa de Bertoni” o “apuringui” ante algún atrevimiento.

- Menos aún los utilice a todos juntos adosándole un sapukay. Imagine la escena, un tipo diciendo: éeso pocato què papa la papa de bertoni apuringui, para, acto seguido, proferir un grito: Visto desde afuera es la clara imagen de un loco.

- Si usted cierra oraciones diciendo “te via decir” el que escucha no entenderá que usted quiere decir “supongamos”, y quedará esperando qué es lo que le va a decir. “Juimo pallá; pal láu de lo Confalonieri te viá decir, y le pegamos dos cuadra pal otro láu” será lo mismo que japonés para el interlocutor.

- Si quiere expresar que alguien retó a otro, es preferible decir “lo regañó” que, como habitualmente se expresa: “lo cagó a pedos”.

- Si ve a alguien alcoholizado, no diga que está “catorce”, “loro” o “medio guau guau” : ...qué es eso, la mitad de un perro..?.

- Hay que reconocer que la expresión “a pelarse” con su extensión: “al bajo” sí es bastante elocuente en la invitación, pero aún siendo comprensible, no es de buen gusto.

Consejo para los más jóvenes: Cuidado, que el intento apresurado de presumir de adaptado te puede llevar a decir oraciones tan extrañas como: “se re zarparon los gurises” o: “estuvimos toda la noche cabezudeando con los pibes; estaban todos de la cabeza, qué molde”, y decir “Pará, gurishe, dejesén de cabezudiá, loco....” con entonación de porteño mueve más a la risa que a la distinción.


En continuación con nuestra campaña esclarecedora acerca de los giros idiomáticos locales, pasamos a la segunda entrega, que incluye las recomendaciones pertinentes en cuanto a la conveniencia de usarlos o no, y en qué casos.

Se recomienda mantener a los niños alejados de la página, porque en ocasiones el lenguaje puede resultar un poco crudo, pero ese es nuestro compromiso: la verdad a cualquier precio, la justicia por sobre el orden, el contenido por sobre la forma.


- El verbo guasear, está claro, proviene del sustantivo guaso o huaso. Si alguien exagera, se dirá que está “guaseando”, aunque lo correcto es decir: “guasiándo”.Llegado a cierto punto de lo soportable, se dirá: “Yastá guasiándo”, lo cual invalidará al conversador, que comenzará a:

- “Heder”: La palabra está contemplada dentro del idioma castellano, pero no hace falta decir “le jedió” para demostrar que alguien se equivocó o tuvo una mala actitud, y menos especificar las zonas corporales desde donde provendrían los hedores, por ejemplo aclarando “La guasca”, que, aunque deriva de “huasca”, lejos está de intentar definir una correa o chicote, sino a ciertas partes que carecen de nombre convincente pero sí elocuente. No está bien visto, por lo mismo, afirmar que a alguien “le jedió la cherenga ” (palabra de origen incierto pero cuyo sentido se intuye) si se quiere señalar que alguien cometió un error o tuvo mala voluntad, o nombrar a alguien insoportable como “hediondo” (jediondo).

La palabra guasca puede ser aplicada en innumerables circunstancias; se puede, por ejemplo, invitar a alguien a ir a lavársela, para cerrar una discusión, o combinarla adecuadamente con la palabra jedió.

Decir “qué guasca” no manifiesta admiración, como podría suponerse, sino que algo salió mal, y alguien o algo muy malo será “la neta guasca”.

- No hay que confundir la palabra “chijete”, que se refiere a alguien inquieto y/o entrometido con “chiflete”, que es un vientito frío que habitualmente entra por debajo de la puerta.

- Ante una sorpresa se dirá: “Pá carajo”: esta frase se dice como al descuido y a veces suena: “Pa cará”.

- ¡Pero qué arriador! Es la frase conveniente para sintetizar una opinión de disconformidad para con alguien. significa: si lo agarro lo azoto, o algo por el estilo.

- Tanto Ostia como Óstriga se consideran adecuadas para una exclamación de cualquier naturaleza.

- En nuestra ciudad tenemos, entre otras particularidades, que es la única en la que existe el verbo “atrevidear”, y puede conjugárselo en todas sus formas. Ej: “Seño, el niño Pezzelatto anda atrevideando”. Lo mismo con las palabras pelotudear o pajereando.

- Una persona edípica o muy apegada a su madre será mencionada como: “mamengo”. No existe su contracara: la palabra “papenga”.

- Como expresión de entusiasmo se dirá “¡Dale que es tarde nomá!”, pero ante un suceso conflictivo la expresión correcta será “alambramos”. En este último caso también se puede especificar con qué parte del cuerpo se alambró.

- Para definir el estado de ocio o de inutilidad, todavía hay quienes usan formas complejas como “Divino botón”, que luego pasó a ser “Santo pedo”. Vaya uno a saber cuál es el origen de tan extrañas locuciones; mejor no saber, quizás...

- Ante peligro de engaño, se dirá “jodeme que soy del campo”, con gesto de incredulidad.

- "Cazar" quiere decir agarrar. Por ej: Lo cazó del brazo.

- En lugar de decir "así" se dirá "de este corte". Por ej: Lo cazó y le hizo de este corte.

- Tanto el verbo "fricar" como tupir son correctos, pero hay una manera de decirlos, indefinibles, que delatan a un nativo. Además, “tupir” se puede usar para cualquier cosa, si se lo dice con entusiasmo.

- La palabra "peyón" es aplicable a los gurises (niños), generalmente por parte de un tío, quien saluda diciendo, por ejemplo: "Que hacé gurí peyón".

- Advertencia necesaria: No usar las palabras “boluchi” o “pavote” porque hace rato que perdieron vigencia, por lo inocentes. No sean vagonetas.

- No, si no es fija…

1 comentario:

Dorita Puig dijo...

Está muy bueno!!! Me encantó. Mil gracias al autor, me trajo muchos recuerdos de la Patria Chica y a la vez me hizo reír, hay una cantidad de palabras que ya me había olvidado, algunas no las conocía. Un abrazo desde Alemania.
Dorita