miércoles, 28 de febrero de 2007

Villa Urquiza y la Balsa

Este finde se va de vacaciones un compañero de trabajo, cordobés el muchacho, y adivinen a donde se va… a Entre Ríos.

Le dije, en Entre Ríos tenemos casinos, tenemos putas, tenemos termas, el río mas grosso. A la costa del Paraná me voy, ¿ah si? ¿A donde?, a Villa Urquiza., con la flia.
El panorama cambió un poco la oferta, el flaco se va con la familia, pucha, pienso rápido y respondo, si querés pasar un fin de semana al sol, con arenas naturales, boludeces acuáticas, tipo bananas flotantes, motos de agua, lanchas, piragua o voley, básquet, fútbol para los gurises, en un paraje tranquilo pero con una playa movidita, sin dudas tu elección en la costa del Paraná es
Villa Urquiza… seguro que hay putas también.


Llegar a Villa Urquiza, en Entre Ríos, es muy fácil.
Embocas la circunvalación hacia ruta 127, la que va a Cerrito-La Paz-Corrientes, y llegas a una bifurcación: a la derecha te vas para el lado de la ruta 18 y derecho te vas por la ruta 127, que pasa por el Autódromo de Paraná.
Una vez que pasas la bifurcación, a mano izquierda (no se cuantos kilómetros), te topas con un cartel chiquito, verde y seguramente algo desgajado que dice Villa Urquiza y ahí empieza lo bueno, es un camino de tierra.
El camino de tierra, mas o menos derecho y de una buena capa de tierra, te lleva directo hasta la balsa de Villa Urquiza.

La Balsa, es una pequeña balsita en un arroyo que tiene algo así como 70mts de ancho. A la balsa la atiende, actualmente, el yerno del balsero. Hombre previsor y de corte empresaria el muchacho descubrió en los ojos de la hija, el claro negocio del padre, la balsa.

Un lugar de encanto y superstición, la balsa es un paraje obligado en todo turista que halla pasado por Entre Ríos. Paisajes verdes, más que verdes, adolarizados de tan verdes. Una casilla flotante en el arroyo, arroyito manso que lame los pies de los sauces, que mojan el flequillo en las aguas suaves del arroyo manso, mientras sobre su lomo galopa constante y tranquila la balsita de madera y un pañal con caca de un bebé que acaba de cambiar una vieja y tiene cero conciencia ambientalista. Un negro del fondo le pega el grito, que no sea vieja boluda, que ¿no ve que más allá se están bañando unos gurises?
Y la balsita indiferente sigue su curso, como perro atado en el patio, dejando la huella en el agua y el sudor en la frente del balsero, que con una manivela marca el ritmo del viaje maravilloso y así quedadamente la balsa va y vuelve, llevando ilusiones y trayendo borrachos a Paraná.

Otro día les cuento de la curandera de La Balsa. Recuérdenme el post.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Creo que es "justo y necesario" comentar que la balsa de Villa Urquiza tiene sus historias...Entra ellas, la mas difindida y recientemente comprobada,la que cuenta que dicha balsa fue elegida como punto para una embozcada realizada un militar de los años negros de la Argentina...que por suerte no puedo recordar... Si señores fue precisamente ahi en donde encontro su destino final este hombre (cuyo nombre no recuerdo) que ya le habia dado destino final a varias vidas, o por lo menos habia contribuido con eso.
OJO... que no estoy diciendo que el balsero sea subersivo, no sea que a Lita Di`Lazari se le ocurra denunciar, mientras venera a Videla con una mano, y con la otra le toca la cola a Neustad.
Saludos

Anónimo dijo...

El hecho al que refiere el coterraneo es el asesinato, por parte de un grupo de militantes de Montoneros, de un general retirado de apellido Monié, que se produjo precisamente en la balsa que referencia la nota.

Anónimo dijo...

hoy soy parte de la historia de esta tradicional balsa, 18 de marzo de 2.009 fue rescatada del arroyo luego de ser undida dias atras por un aluvion de agua. un orgullo. mario