miércoles, 14 de marzo de 2007

Justo José de Urquiza

En la provincia de Entre Ríos, los próceres son llamados por su nombre o su seudónimo como cualquier otro hijo de vecina. Así Don Pancho, a pesar de su gloria es conocido en todo el verde territorio como El Pancho.

¿Y a que viene todo esto? Se preguntará el casual lector. Viene a desmitificar la vida de los próceres entrerrianos que se paseaban entre los mortales comunes y corrientes con el peso de la victoria y no por eso con menos humanidad.

Mal que le pese a San Martín, quien cruzó la cordillera en su caballo blanco, nuestros caballos siempre fueron superiores y mejores nuestros jinetes. Solo comparable a la habilidad de nuestros gauchos se encontraban los hermanos correntinos, pero pocos caballos habían adquirido la destreza de nuestros matungos que con práctica y paciencia supieron conquistar el don de los mares en la laguna artificial del palacio de Urquiza.

Dice la historia no autorizada, que Urquiza cruzó el río Uruguay, pero no a nado como muchos podrían suponer, sino mas bien caminándolo sobre su cauce, con el ruido de los vasos sobre las piedras del fondo.
Es tal la habilidad que adquirieron estos caballos entrenados en la estancia del caudillo entrerriano, que a muchos de ellos les costo la vuelta a la vida terrestre.

Es conocida por todos los entrerrianos la historia del Palito, caballo manso y petiso, de orejas caídas y pelaje tostado que usado en la estancia para las labranzas de la quinta y los mandados de las mujeres luchó con todas sus fuerzas por formar parte de la elite en la caballería de Urquiza. Contra sus instintos y la insistencia de los domadores, el Palito se internaba en las profundas aguas de la laguna de Urquiza y al borde de la muerte, seguía el paso de sus hermanos mayores. Veintisiete veces fue sacado del lago con algún litro de más en la panza y los vasos arrugados de tanto fango y agua turbia.
El Palito no solo aprendió a bucear perfectamente, sino que también fue el primero en casar dientudos y bagrecitos con la boca, y hay quienes dicen que por las noches se lo sentía chapotear en el lodazal junto a las anguilas.
Se convirtió, el Palito, en el caballo preferido por Don Justo, nadador y camorrero y no aquel brioso caballo moro al que hizo famoso el seudónimo de Oscuro.
Pero tanto andar debajo del agua no le sería gratis y en un traslado desde el lago de Urquiza al río Uruguay, murió de tos por el exceso de tierra en un corral de la estancia.

El palito fue uno más o uno menos, en la célebre historia entrerriana. Junto a muchos caballos nadadores fundaron la famosa Caballería Marítima de Don Justo José de Urquiza, que tantas glorias nos otorgaría.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buen relato, pero cabe recalcar que hay muchas versiones sobre la cruza de los andes, una dice que cruzo a lomo de mula, otras que en realidad lo cruzaron en camillaporque estaba herido, pero me perdi esa de que cruzo en su caballo blanco.
Un abrazo comprovinciano.

Santiago German dijo...

Piby, el principio del relato fue una excusa para encausar el post hacia la historia realmente importante, la formación de la Caballería Marítima de Don Justo José de Urquiza.
Lo invitaría a que en vez de un abrazo me envíe un buen mate (en la empresa no me dejan) y además no vaya a pensar la gente que somos gauchos de alpargatas rosa.